Más que conocer.


Lectura: Stg. 1:19-27

 

La base de la vida cristiana es seguir a Cristo, predicar su mensaje, darle importancia a lo que él le daba importancia y para ello hay que conocer la palabra de Dios. A lo largo de toda la Biblia, vemos el énfasis tremendo que Dios le da a que Su pueblo conozca sus mandamientos. Somos el pueblo de Dios y la única forma de conocer en profundidad a este Dios es conociendo su palabra, sus mandamiento, sus ejemplo, sus promesas, sus maldiciones. Debemos ser el pueblo de la palabra.

Santiago 1:19-27 es un texto que nos habla de la importancia de por un lado conocer la palabra de Dios y por otro ponerla en práctica. Estas dos realidades son inseparables, no se puede poner en práctica algo que se desconoce y por otro lado es hipócrita conocer la Palabra, o sea, lo que debemos hacer y no hacerlo.

Este texto se divide en tres párrafos donde vamos a ver partes del mismo discurso, primero la importancia de escuchar la palabra, por escuchar también tenemos que entender aprender la Palabra, antes de hablar o actuar. Un segundo párrafo donde el autor nos habla acerca de que este conocimiento de la palabra no debe quedar en un mero conocimiento intelectual sino que se debe poner en práctica para que la bendición sea completa y un último párrafo donde se relata una advertencia contra las personas quien no pongan en práctica lo que han escuchado o aprendido.

El V.19 empieza remarcando fuertemente la necesidad de que estemos listos para escuchar la Palabra, y esto nos debe hacer reflexionar en primer lugar sobre nuestra vida devocional, sobre el tiempo que diariamente un hijo de Dios debe apartar para escuchar a Su padre. De la misma forma que si yo quiero mantener una buena relación con un amigo, con un hermano de la iglesia, con mi abuelo, necesito invertir tiempo en hablar, conocer, aprender de él, un hijo de Dios necesita tiempo a solas con su Padre abriendo su Palabra y orando. Ya es difícil guiarse por los caminos de Dios para una persona fiel, con toda clase de tentaciones y dificultades que ocurren, como tenemos casos en la Biblia, cuanto más difícil es para una cristiano vivir una vida santa sin tener una guía continua por parte de Dios.

Esta vida de comunión diaria con Dios es algo que se debe enseñar en la Iglesia, pero es algo que fundamentalmente se debe enseñar en casa, es tarea primordial de los padres enseñar a sus hijos a leer la Biblia habitualmente “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.Pr. 22:6. Pero no solo los niños, los adultos también debemos esforzarnos porque a pesar de tener vidas ocupadas, por cosas que está bien que nos ocupen, como trabajo, hijos o familia, debemos ser constantes en esta vida de comunión diaria con Dios.

En segundo lugar este “listos para escuchar” nos debe hacer reflexionar sobre como venimos a las reuniones de la iglesia, ¿Venimos a ellas porque  es lo que hemos hecho siempre? ¿Quizás venimos a ella porque ya somos pocos y si faltamos 2 casi no queda nadie? ¿Quizás hemos entrado aquí pero nuestra mente aún sigue viajando por otros problemas, que consideramos más importante en nuestra vida? Cuando venimos a las reuniones debemos venir con el corazón y la mente dispuestas a escuchar la Palabra de Dios. Cada ocasión es importante, no porque el que lo haya preparado haya gastado algunas horas, o por su habilidad a hacerlo. Sino porque es Dios el que pone las palabras cuando uno de sus hijos abre Su Palabra.

v.21 Así que vemos la importancia de escuchar (aprender) las palabras de Dios. Además el énfasis es estar listo para escucharlas y lentos para hablar y enojarse. Y eso podría ser perfectamente un proverbio como Prv. 18:2Al necio no le complace el discernimiento; tan sólo hace alarde de su propia opinión” Aquí vemos como el necio no escucha las palabras de discernimiento sino que prefiere hablar de su propia opinión Pr. 16:20El que atiende la palabra prospera. ¡Dichoso el que confía en el Señor!” Mientras que quien se guía por las palabras de Dios prospera, nos dice proverbios. Y este versículo es algo que la iglesia del siglo I debía conocer, pero también es algo que la iglesia del siglo XXI necesita saber, cuantas veces hablamos antes de escuchar (aprender) cuantas veces nos apresuramos a hablar a criticarnos los unos a lo otros a enfadarnos, antes de dedicarnos a escuchar a la Palabra y aquí Santiago enfatiza que para poder recibir la Palabra, debemos despojarnos de toda ese pecado que nos rodea. Muchas veces en nuestra vida podemos tener algo que distorsione nuestra mirada, de la misma forma que el alcohol distorsiona la mirada de quien posee la ira, el enojo, la envidia, las peleas con otros hermanos pueden llevarnos a una mala interpretación de la palabra de Dios. Si cada vez que leo la palabra de Dios lo hago pensado en que bien le vendría a tal hermano escuchar esto, o cuando el que predica ha echo el estudio pensado en desde el púlpito atizar a tal hermano o tal otro, o tal ideología, sea esta buena o mala, esto nos distorsiona la mente. Debemos despojar de este pecado para escuchar la Palabra en primer lugar y que sea ella la que nos habla a nosotros en primer lugar y luego a los demás.

v. 22-25 Pero por muy importante que sea escuchar nuestra labor no puede quedar solo ahí sino aparte de escuchar hay que poner en práctica la Palabra. Las personas que sólo escucha la palabra y no la ponen en práctica se engañan a sí mismos, porque acallan la conciencia pensando que solo oír la palabra es suficiente para sus vidas, y eso no es cierto. El mero conocimiento teórico de la Palabra de Dios, sin llevarlo a la práctica no es nada. No practicar la palabra de Dios es por un lado desobediencia, porque si Dios te ha dado la capacidad de entenderlo implica que tienes que obedecerlo, por otro lado implica falta de bendición, porque Dios también nos bendice cuando nos ponemos en marcha para hacer algo.

Aquí usa el ejemplo del espejo, es un buen ejemplo, porque la Palabra nos muestra la miseria humana, la nuestra, pero también la cura, e irse y olvidarse de la imagen implica que creemos no necesaria la cura.

v. 26-27 Este texto de Santiago acaba con unas palabras bastante duras hacia las personas que se creen religiosas, aquí la palabra religiosa no tiene idea negativa, sino más bien quiere decir las personas que se declaran practicantes de la religión cristiana. Si alguien se cree religioso (digamos cristiano) pero no practica la palabra significa que se engaña así mismo porque realmente su religión no sirve para nada. Es inútil. Existe una religión verdadera, aquí descrita como pura y sin mancha, delante de Dios. Es importante esta frase final porque nos hace énfasis en que quién valora que esta religión es pura y sin mancha es Dios, no nosotros ni otras personas. Esta religión pura y sin mancha implica ayudar a los huérfanos y a las viudas, o sea ayuda a los necesitados, a las personas que peor lo están pasando. La verdadera religión es aquella que se humilla a escuchar las palabras de Dios y que luego las pone en práctica bendiciendo y ayudando a los demás.

 

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Bendecidos por Su sabiduría


Texto: Prv. 3:13-20

Los términos sabiduría e inteligencia van unidos en este texto, son dos términos que pueden parecer sinónimos, pero no lo son. Comparten el origen, la sabiduría e inteligencia que leemos aquí provienen de Dios, hay que diferenciarla de otra sabiduría, la sabiduría humana (1ª Cor. 1:19-21). El término sabiduría se refiere a la capacidad en conocimiento y habilidad para tener éxito en la vida. En esencia, la sabiduría es más práctica que teórica. Mientras que la inteligencia es la capacidad de entender y conocer. No son sinónimos pero sabiduría e inteligencia son términos complementarios, la inteligencia sin sabiduría se queda en una mala anécdota, muchas veces vemos ejemplos de personas inteligentes, con oportunidades, pero que no son sabias para usar esa inteligencia y fracasan. Ambos términos suelen ir juntos: Pr. 4:7; Job 28:28 “Y dijo al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, Y el apartarse del mal, la inteligencia. ”

Esta sabiduría hay que buscarla (v.13).

El versículo 13 nos habla de algo que se halla y se obtiene, dándonos la idea de la importancia de la búsqueda de la sabiduría y la inteligencia. A lo largo de la Biblia vemos esta idea recalcada más de una vez Prv. 8:33 “Atended el consejo, y sed sabios Y no lo menospreciéis.”  Prv. 19:22 “Escucha el consejo, y recibe la corrección, Para que seas sabio en tu vejez.” Dios quiere que recibamos su corrección para llegar a ser sabios y obtener Su sabiduría. ¿Porqué quiere Dios que seamos sabios.? Porque quiere bendecirnos, la primera palabra del versículo. La raíz significa “rodilla”, por lo cual algunos interpretan que la palabra “bendito” se derivó del acto de estar arrodillado adorando o recibiendo una bendición de él. En la mentalidad hebrea, al hablar de bendición se pensaba en un acto mediante el cual la persona recibía poder para obtener éxito, prosperidad, fecundidad, longevidad, etcétera.

Esta sabiduría es de gran valor (v.14-15).

La sabiduría y la inteligencia no son sólo valiosos en si mismos sino que sus frutos son valiosos también, crecen, producen ganancias, y estas ganancias, no materiales, las compara con las ganancias materiales del oro y la plata. No es casualidad que el autor los compare con oro y plata puesto que estos son materiales que hay que esforzarse por sacar de la mina, son materiales que tienen que pasar por el fuego para poder quitarle la escoria y dejar el material puro, luego hay que moldearlo para que coja la forma que se desea. La sabiduría y la inteligencia son cualidades complicadas de encontrar, necesitan ser probadas con fuego, con pruebas, con dificultades, necesita ser moldeada, es un proceso, moldeadas mediante consejos y correcciones  Prv. 19:22 “Escucha el consejo, y recibe la corrección, Para que seas sabio en tu vejez.” El oro y la plata no sólo tienen valor monetario sino que tienen valor social, era una distinción de clase. De la misma forma que para la gente de la sociedad, la persona importante era la persona que tenía oro y plata, para nosotros la persona importante debería ser aquella que tiene sabiduría de Dios.

El v.15 nos dice que la sabiduría es más preciosa que las piedras preciosas, Ap. 21:19 “y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa.” Este versículo de Apocalipsis no cuenta como será la nueva Jerusalén, los cimientos del muro tendrás piedras preciosas, así es la sabiduría para el que la alcanza, son cimientos firmes y preciosos sobre los cuales edificar

La sabiduría ayuda a disfrutar la vida en Cristo (v.16-18) 

En el versículo 16 vemos una humanización de la sabiduría a la cual en su mano derecha tiene largura de días, mayor número de días. Esto nos trae la idea de que seguir los consejos de Dios alarga la vida es una idea que se repite a lo largo de todo la Biblia Pr. 3:2; Dt. 11:21;

(v.18) En la Biblia encontramos otros dos árboles que daban vida. El árbol de la vida es el que se nos habla en Gn. 3:22. y en Ap. 22:2. Era un árbol que hacía que los que comían de él vivieran eternamente. Las personas que comían de ese árbol no morían, fue la ausencia de ese árbol lo que hizo que el hombre empezara a morir (por eso se nos dice que Dios echó del huerto a Adán y Eva. Para que no comiesen del árbol y viviesen para siempre). La metáfora es la siguiente El símil es sencillo, quien coma del árbol de la sabiduría extenderá su vida.

En la mano izquierda riquezas y honra. Estas riquezas, a veces pueden ser materiales, en la Biblia tenemos el ejemplo de Job, quien sufrió penurias y a pesar de eso se mantuvo firme. “Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job” (Job. 42:4). Pero siempre que son espirituales. “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” (2ª Cor. 8:9) “a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (Col.1:28). Dios extiende sus riquezas a todos sus hijos.

En el v.17 camino en la Biblia es sinónimo de vida cotidiana, este versículo no nos dice que no habrá problemas sino que Dios estará con nosotros haciendo lo deleitoso. Es curioso que habla de veredas y no de caminos. Veredas nos da la idea de camino estrecho, donde sólo pasan personas. Juntando estas dos metáforas podemos ver como la sabiduría de Dios nos ayuda a andar en paz incluso en los caminos más estrechos donde hay más tensión. Además recalca la frase con TODAS, no solo hay paz en algunas veredas sino en todas.

Dios ejemplo de uso de la sabiduría (v.19-20). 

Después de un texto donde nos explica porque es buena para el ser humano la sabiduría y la inteligencia, aparecen dos versículos donde podemos ver que la sabiduría y la inteligencia vienen de Dios. Él las uso para formar la tierra y para afirmar los cielos. Esta unión de sabiduría e inteligencia lleva a ciencia de Dios la que hicieron que el océano primigenio se separara formando los continentes. También esa ciencia permite que llueva.

¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; La tierra está llena de tus beneficios.” (Sal. 104:24) Dios es ejemplo, por el buen uso de la sabiduría, sus frutos, como veíamos en el v14, son muy valiosos. Y sus obras llevan bendición.

Que la sabiduría de Dios inunde nuestra vida.

La sabiduría de Dios.


Texto: Stg. 1:2-7
 
         Santiago (Jacobo), que era medio hermano de Jesús, comienza diciendo que tengamos “… por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas…”. Esta frase nos habla de una proyección del sufrimiento, no está diciendo que un cristiano no vaya a sufrir en medio de las pruebas sino que debemos enfrentar ese sufrimiento con gozo por lo que va a venir cuando superemos la prueba. Nos pide el esfuerzo de ver más allá de la montaña que tenemos delante para ver los “… lugares de delicados pastos donde nos hará descansar…
       A lo largo de la Biblia se transmite en múltiples ocasiones la idea de que la persona que supera una prueba sale reforzada de ella. Jb. 42:10-12. Vemos como Dios “bendijo el postrer estado…. más que el primero”. Esta diferencia de bendición no es una injusticia. No es que Dios escatimó bendición a Job en su primera etapa. Es la fe de Job que al ser fortalecida y probada por fuego produce una comunión más profunda con Dios y por tanto más bendición.
       Tener una fe probada nos hace tener una confianza mayor en Cristo, cualidad que a su vez produce un carácter estable, piadoso y justo.
       En este caso Santiago remarca la idea de que las pruebas producen un aumento de la paciencia. Son palabras de ánimo para los momentos más duros de las pruebas cuando no vemos salida de ellas. Este tipo de palabras que tenemos aquí en Santiago fueron las que no recibió Job en su momento. Él recibió críticas y acusaciones. Vemos como Santiago anima a sus interlocutores reflejando que al final de su sufrimiento o hay fruto que es la paciencia.
       Además vemos como recalca “… tenga la paciencia su obra completa…” que quiere decir que no busquemos salir de las pruebas por nuestros propios métodos sino que dejemos que sea Dios quien marque los tiempos. No buscar la primera o más cómoda forma de salida esperar una salida dirigida por Dios implica confianza y fe plena para que sea Él quien lleve las riendas de nuestra vida. El claro ejemplo de esta paciencia que hay que tener en mitad de la prueba es Abraham. La Biblia en el libro de Génesis nos dice que Sara no podía tener hijos, pero Dios promete a Abraham que de él saldrá una “nación fuerteGn. 12:4 aquí se nos dice que Abraham tenía 75 años. Pero los años pasaron, en este caso 11 años desde la promesa, y en vez de esperar el tiempo de Dios, vemos como Sara y Abraham deciden tener un hijo por otra “vía” que les llevó a los 86 años de Abraham al nacimiento de Ismael. Dios dejó claro que Ismael no era el hijo prometido en el cual iba a ser cumplida la promesa sino que a los 100 años en Gn.21:5 se nos dice que nació Isaac que iba ser el hijo de la promesa.
       Ismael fue una salida humana al margen de la voluntad de Dios, y lo que este texto de Santiago dice es que descansemos sobre la voluntad de Dios, que sea Él el que ponga fin a la prueba.
       Volviendo al texto de Santiago podemos ver que la palabra “perfecto” significa madurez espiritual, no perfección libre de pecado. Las pruebas que afrontamos en nuestra vida van a hacer que seamos más maduros, de una manera más íntegra en un proceso que produce crecimiento ordenado y planeado.
       En estos textos de Santiago podemos ver que las pruebas son consideradas como una necesidad que tiene el creyente para su crecimiento espiritual “… sin que os falte alguna cosa…” y no superarlas pude hacernos crecer de forma incorrecta, si el pueblo de Israel no pasase por el desierto, no hubiera sido capaz de conquistar la tierra, si Moisés no tuviera que huir al desierto a pastorear rebaños de ovejas, no sería capaz luego de pastorear al pueblo de Israel por el desierto.
       Ante este proceso de prueba y superación de prueba para crecimiento no estamos solos sino que podemos pedir ayuda a Dios, el nos concede sabiduría “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.”. Esta sabiduría nos habla de prudencia, discreción, capacidad para entender y en consecuencia actuar de manera sabia.
       Existe diferencia entre la sabiduría de Dios y la sabiduría humana y es que la sabiduría divina tiene como principio, desarrollo y desenlace la supremacía de la gloria de Dios, sin embargo la sabiduría humana se deleita en que el hombre se contempla a sí mismo como ingenioso, autosuficiente y con capacidad para decidir por sí mismo. La sabiduría divina nace en Dios “el principio de la sabiduría es el temor del SeñorPrv. 1:7 se sostiene de manera constante por Dios y tiene como meta predominante dar gloria a Dios.
       Esta sabiduría que da Dios la da abundantemente y sin reproche. Es una sabiduría que Dios transmite a través 1) de la oración “…clama a mí yo te responderé y te enseñaré cosas grandes… Jr. 33:3, 2) el E.S. “Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.1ª Cor. 2:9  y 3) su palabra “… Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamiento, porque siempre estás conmigo…Sal. 119:98
       La sabiduría es algo que no sólo hay que pedir, hay que desear esta sabiduría de Dios. Pedir nos habla de reconocer nuestra propia necesidad y incapacidad para lograr superar las pruebas. Nos habla de humildad y de exaltar a Dios como fuente suprema de sabiduría. Es esta fe que reconoce nuestra propia incapacidad la que nos hace clamar a Dios por sabiduría. Cuando Jesús estaba en la tierra la fe era la base para el cambio. Mr. 5: 34 “…. ni aún en Israel he hallado tanta fe.” Esta fe contrasta con la duda que hace vacilar y que metafóricamente nos convierte en olas que son arrastradas por el viento. El viento en la Biblia hace referencia a corrientes de opinión Ef. 4:14 “para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina”  Y esta es la    idea… que seamos firmes en la fe, no dudando del poder de Dios, de su sabiduría.
       Porque Santiago nos replica que el que no pide por fe, no recibe nada. Esta fe es la que nos hace mantener un rumbo fijo no apartándonos de él a pesar de que los vientos que soplen intenten llevarnos a las piedras. Esta es la fe que llevó a la mujer con el flujo de sangre a tocar el mano de Jesús e hizo que el centurión romano creyese que su siervo podría ser sano tan solo con que Jesús dijese las palabras oportunas. Esta es una fe asociada a la la acción. Cree que es posible y actúa para ello. La mujer actúo yendo hacia Jesús, esforzándose en colarse entra la multitud para tocar a Jesús. El centurión se acercó a Jesús para pedirle que lo sanara, no sólo le servía con pensarlo actuó para que esto ocurriera.
 
       Cuando nos encontremos en una situación difícil, tengamos fe en Dios. Tengamos en cuenta que si Dios nos envía pruebas también podemos pedirle la sabiduría necesaria para poder superarlas. Tengamos a las pruebas como una forma de crecer en Cristo. Usemos la sabiduría y los tiempos de Dios, nunca los nuestros. Y sobre todo actuemos con fe. Creyendo que Dios puede, porque Dios puede. Esta fe no solo vale para las pruebas también para nuestra vida diaria. ¿Queremos que haya aviamiento y gente nueva venga a la Iglesia? Prediquemos con fe. ¿Queremos que los necesitados reciban ayuda? trabajemos con fe para ellos. ¿Queremos que nuestros jóvenes tengan su vida asentada en Cristo desde los primero años? Trabajemos en fe en sus vidas.
       Amen.