Jeremías, mi héroe


Existen muchos tipos de héroes, desde la idílico y moral Capitán América hasta otros más humanos y graciosos como nuestro Super Lopez.

La gente los necesita, los busca, los crea. Bien sea como ejemplo a seguir, o por identificación personal la sociedad siempre ha puesto en un pedestal a personas que encarnaban todo aquello que la gente buscaba o deseaba para su vida. No siempre son personajes imaginarios, a veces pueden ser deportistas, líderes revolucionarios, políticos o pensadores.

En el día de hoy me gustaría hablar de uno de mis héroes, Jeremías.

«Antes de formarte en el vientre,
ya te había elegido;
antes de que nacieras,
ya te había apartado;
te había nombrado profeta para las naciones.» Jr. 1:5
 
 

Como buen héroe Jeremías era un elegido, incluso antes de nacer, Dios ya le había dado el cargo de profeta. Su vida giró en torno a este llamado que tenía que cumplir. Podemos pensar que ser llamado para algo antes de nacer aclara mucho el camino, sobre todo a la hora de saber cual es el propósito de nuestra vida, pero a lo largo de la Biblia encontramos varios casos de “elegidos antes de nacer” y alguno de ellos a pesar de tener un camino marcado acabó en la cuneta, como el caso de Sansóm.

“Cuando el sacerdote Pasur hijo de Imer, que era el oficial principal de la casa del Señor, oyó lo que Jeremías profetizaba, mandó que golpearan al profeta Jeremías y que lo colocaran en el cepo ubicado en la puerta alta de Benjamín, junto a la casa del Señor” Jr. 20:1-2

A pesar de hablar palabras directas de Dios, Jeremías fue rechazado por el pueblo hebreo, hasta el punto de reaccionar violentamente contra él. Pero el pueblo llano no fue el único que le volvió la espalda sino que hasta el propio sacerdote, el que se suponía líder espiritual del pueblo mandó que lo azotaran y luego lo pusieran en un cepo al lado del templo a modo de ejemplo para el resto de la sociedad.

El hombre que debía hablar palabras que despertaran al pueblo de anemia espiritual era puesto como ejemplo público de lo que le ocurría a la gente que iba contra los sacerdotes. El héroe elegido era ninguneado por todos y su mensaje se perdía en los oídos sordos de una sociedad que no quería oirle.

¡Me sedujiste, Señor,
y yo me dejé seducir!
Fuiste más fuerte que yo,
y me venciste.
Todo el mundo se burla de mí;
se ríen de mí todo el tiempo.
Cada vez que hablo, es para gritar:
«¡Violencia! ¡Violencia!»
Por eso la palabra del Señor
no deja de ser para mí
un oprobio y una burla.
Si digo: «No me acordaré más de él,
ni hablaré más en su nombre»,
entonces su palabra en mi interior
se vuelve un fuego ardiente
que me cala hasta los huesos.
He hecho todo lo posible por contenerla,
pero ya no puedo más.
[…]
11 Pero el Señor está conmigo
como un guerrero poderoso;
por eso los que me persiguen
caerán y no podrán prevalecer,
fracasarán y quedarán avergonzados.
Eterna será su deshonra;
jamás será olvidada.
12 Tú, Señor Todopoderoso,
que examinas al justo,
que sondeas el corazón y la mente,
hazme ver tu venganza sobre ellos,
pues a ti he encomendado mi causa
Jr. 20:7-9
 

       La fuerza de Jeremías no venía de ningún accidente nuclear, ni de una fortuna heredada que pudiera usar para combatir el crimen, sino de un Dios, que le acompañaba de día y de noche, y que le pidió una vida de persecución, tortura, y afrentas con una única misión, ser su profeta.

Mi héroe es Jeremías, porque cuando paso una prueba en la vida no puedo dejarme de imaginar lo que tuvo que sufrir y cuanta vergüenza pasar puesto en el cepo, con la única acusación de haber dicho la verdad. Mi héroe es Jeremías porque cuando me quejo del trabajo en la obra de Dios, pienso en lo que le costó a él hacer su cometido, pienso en nuestras iglesias y veo que hoy en día seguimos ignorando y maltratando a otros Jeremías que intentan hacernos despertar de la anemia espiritual en que vivimos. Mi héroe es Jeremías porque cuando me siento lejos de Dios puedo leer que su palabra es como un fuego que me cala hasta los huesos y que no me puedo callar.

       De mayor quiero ser como Jeremías.

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Dios, nuestro Padre


Texto: Lc. 12:23-34

Cada cierto tiempo el CIS (centro de investigaciones sociológicas) saca a la luz una encuesta, que suele definir cuales es la dirección por la cual está yendo la situación de la sociedad, es la encuesta de los principales problemas de los españoles. En la encuesta de este año el primer puesto se lo llevó con clara diferencia sobre el resto, el paro (85%), en segundo lugar algo relacionado, los problemas económicos, en tercer lugar algo que muchos dirán que también esta relacionado, la clase política (21%).

Esto es totalmente normal, vivimos una crisis, y ante ella las preocupaciones por la supervivencia de uno y de su familia se vuelven la primera prioridad, miedos como a que todos los miembros de una familia se queden en paro, o que no tengamos un lugar donde vivir porque el banco se ha quedado con el piso, miedos que hasta hace unos años parecían no existir están a la orden del día. A lo largo de toda la historia una de las mayores preocupaciones del ser humano es la de cubrir las necesidades básicas, las propias y las de las personas que están a su cargo. La necesidad de comer y de vestir son probablemente las más básicas.

Este es un pasaje alentador del evangelio de Lucas donde se nos presenta a Dios como ese Padre protector que conoce las necesidades de sus hijos y siempre los sostiene en su mano:

En la parábola anterior Jesús habla a toda la multitud, pero en esta vemos como se centra exclusivamente en los discípulos, con lo que podemos entender que estos textos son para los hijos de Dios, personas que han depositado en él su confianza.

Y vamos a intentar apreciar una serie de ideas que Jesús ha querido expresar con estas palabras para aplicarlas en nuestra vida, y sobre todo asimilarlas en estos tiempos donde parece que todo se desmorona. Que sepamos que tenemos un Dios que se preocupa de nosotros y que nunca nos va a dejar de lado.

1. Dios está en el control de la vida de su pueblo y el nos cubre (v.32): Y la imagen en la de Dios cubriendo al pueblo de Israel por el desierto, de día con una nube, visible, que daba sombra, de noche una columna de fuego, visible y que proporcionaba calor y luz. El pueblo de Israel no hubiera sobrevivido sin la ayuda de su Dios, a pesar de ser rebeldes y desobedientes, pero Dios nunca los abandonó. De esta misma forma Dios nunca abandona a un hijo suyo. Estas son palabras que en un tiempo de crisis como en el que vivimos nos viene bien recordar, que por muchas dificultades que estemos pasando, Dios es fiel a su pueblo.

El versículo 32 nos dice que la buena voluntad de Dios es darnos el reino, somos herederos de un reino y puede que lo pasemos mal estando en esta tierra, ser hijo de Dios no es un antídoto contra las malas experiencias, pero si es un consuelo de saber que tenemos a una persona todopoderosa a nuestro lado, como nos dice Hb. 4:15Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

2. Debemos considerar que nuestra forma de ganarnos la vida, sea cual sea, es un regalo de Dios (v.24). De la misma forma que el cuervo se esfuerza por conseguir su alimento es necesario que el ser humano se esfuerce por conseguir el suyo, sin que este esfuerzo le haga perder la vista en que es Dios realmente el que le esta proveyendo ese trabajo para poder alimentarse. Que el trabajo sea algo pesado y difícil es realmente un castigo a la rebeldía del hombre Gn. 3:19.

Muchas veces olvidamos lo maravilloso y lo grandioso de las cosas cotidianas, llegamos a olvidar que Dios está detrás de ellas. Un ejemplo es la Biblia, muchas veces podemos pensar que bendición sería que Dios nos hablase directamente, de forma audible, como en la Biblia, pero nos olvidamos de lo maravilloso y del poder, que es el mismo, pues es palabra de Dios. Es muchísimo mejor tener las palabras de Dios impresas, que son palabras de Dios a que a una solo personas le sean rebeladas, como era el caso. Cada vez que leemos las palabras de la Biblia es Dios hablando, pero como eso un objeto de uso común muchas veces lo infravaloramos, de la misma forma el trabajo que nosotros realizamos, con su esfuerzo es un regalo de Dios para poder sustentarnos. No es mérito nuestro.

3. Su pueblo es el objeto más preciado para Dios (v.24; v.28): Lo expresa en dos frases “cuanto más vales ustedes que las aves…” y “Cuanto más hará por ustedes, gente de poca fe” vemos la posición que ocupan los hijos Dios ante su Padre, son personas valiosas y que beneficiarias de la bondad de Dios. Esto también nos tiene que ayudar en nuestra autoestima, muchas veces Satanás puede hacernos creer que somos personas que no valemos nada, pero Dios usa una frase “mi pequeño rebaño” donde vemos como Dios usa este nombre cariñoso para referirse a su pueblo.

Is. 43:1-3 Dios no renuncia a su pueblo sino que se identifica con él. Lo ama como un padre, lo disciplina como un padre, le da tranquilidad como un padre.

4. Satanás usa las preocupaciones para atar a la gente (v.30): Una de las excusas que la gente usa más a menudo para rechazar creer en el evangelio o involucrarse en las cosas de Dios es la falta de tiempo. El trabajo, los hijos, los hobbies, se agolpan en las agendas de las personas y desplazan a Dios a un segundo lugar, cuando el día es muy atareado no hay tiempo para orar, leer la Biblia. Esto no es sólo un peligro para las personas que no conocen a Dios porque muchas veces esto nos pasa a todos. Pero este texto tiene un final que nos tiene que llenar de esperanza nuestro Padre sabe lo que necesitamos.

5. Nuestra cabeza debe estar continuamente pensando en el reino de Dios (31): aquí se refiere al campo de la salvación. Lo que primero debe hacer el ser humano es buscar su salvación y una vez que la tenga buscar la salvación de los que los rodean. Esto no significa ser descuidado en nuestro trabajo bajo el lema “Dios me cuida yo no hago nada” sino más bien yo me esfuerzo y es Dios quien prospera lo que hago, no yo.

Gn. 40:21-41:1 Todos conocemos la historia de José, cuando tuvo que ser esclavo en Egipto fue un trabajador excepcional, a pesar de eso acabó en la cárcel, donde su trabajo era también notorio, pero a pesar de hacer lo correcto, a pesar de que rebeló el sueño del copero y del panadero, porque Dios se lo permitía, vemos como tiene que pasarse 2 años más en la cárcel. José podría pensar, “Dios me bendecirá yo me cruzo de brazos y que sea el quien me saque”  o “No vale la pena tanto esfuerzo para seguir en la cárcel”, pero él siguió esforzándose y confiando en Dios para al final, gracias a su esfuerzo y la bendición de Dios, consiguió ser el 2º más importante de Egipto. Porque José tenía la mente puesta en las cosas de Dios y a pesar de que su trabajo parecía que no traía fruto él seguía confiando en Dios.

v.32 Es un ejemplo del reino, por mal que estén las cosas debemos preocuparnos por las personas que pasan necesidad, debemos ser un pueblo que ayuda y que es de bendición, porque ese es nuestro tesoro.

“Pues donde tengan ustedes su tesoro, allí también estará su corazón” Lc. 12:34

Ser firmes ante la tentación.


Texto: Lucas 4:1-13.

La tentación es una situación que siempre ocurrirá en nuestra vida, no podemos evitarlo, por mucho que nos encerremos en casa o decidamos vivir recluidos toda nuestra vida nunca vamos a dejar de tener tentaciones. Pero podemos evitar cae en su engaño, porque el objetivo de cualquier tentación sólo es uno, el pecado St.1:13-15 y debemos estar preparados y nunca bajar la guardia por muy espirituales o cerca de Dios que nos encontremos.

Satanás es un enemigo preparado que nos conoce, sabe quienes somos, sabe nuestros objetivos, sabe cuales son nuestros puntos débiles. El objetivo de Satanás siempre va a ser destruirnos y buscar nuestra ruina Jb. 1:9-11.

Las preguntas que nos surgen ahora es ¿cómo podemos vencer la tentación de un enemigo más fuerte que nosotros y que no se puede evitar?

Puesto que no podemos evitar tener tentaciones debemos afrontarlas, pero ¿cómo luchar contra los deseos?. Para los seres humanos es mucho más fácil luchar contra otra persona que contra nosotros mismos, pero la Palabra de Dios nos da guía para ello.

1. El conocimiento de la Palabra (v. 4 8 y 12): Jesús conocía la Palabra, conocía los escritos del A.T. (la ley) y eso le ayudó a combatir la tentación. No es por casualidad que Pablo en uno de sus escritos más conocido Ef. 6:17 compare la Palabra a una espada. Necesitamos conocer la Palabra de Dios, no solo saber que existe, como se divide, como se compone… Necesitamos aprenderla, usarla, hablar de ella. Y puede que en la Iglesia se enseñe la Palabra y que la escuchemos con atención todos los fines de semana o cada vez que se expone y está muy bien, pero eso no nos exime de la tarea de que, cada cristiano debe tener la preocupación personal de estudiar las Escrituras en casa, cada uno a su nivel, a su velocidad, pero debe existir en toda persona la preocupación y el gusto, porque cuando se estudia la Palabra de Dios es realmente un gusto, de aprender y no conformarnos con lo que sabemos. Tenemos la suerte de vivir en un país con libertad par poder comprar libros versiones, comentarios, lo que nos dé la gana… ¿Usamos esa libertad?. Debemos conocer la Palabra como método de defensa ante las tentaciones. La Biblia misma nos pone ejemplos como el de Nehemías o Josías. El pueblo de Dios es un pueblo que conoce las palabras de su Dios.

2. Estar en la presencia de Dios (v.1) aquí expresado con la idea del ayuno. Esta idea del ayuno aparece unas 80 veces en la Biblia en distintas situaciones. Cuando Moisés fue a buscar las tablas de la ley (Dt. 9:9); Intercesión para lograr el auxilio del Señor (Sal. 109:24); arrepentimiento y evitar castigo (Nínive Jonás 3:4-7 y Joel 2:12 ) caso de peligro (Dt. 10.10; 1ª Ry 21:27; Ester 4:16) Ante decisiones o actos importantes (Hc. 13:2,3; Hc. 14:23) cuando expulsan a un demonio (Mc. 9:29) En caso de duelo (1ª Sam. 31:13; 2ª Sam. 1:12 y 2ª Sam. 3:35). Todos estos textos nos dan la idea de momentos de estar en la presencia de Dios, de Su prioridad por encima de las necesidades básicas humanas, momentos de oración, arrepentimiento, confesión, perdón, compromiso, decisión. Jesús no está exento de estos momentos de ponerse de rodillas y orar, como en Getsemaní Lc.22:39. Hay momentos en la vida, en los que necesitamos hacer como Jesús y “Y estando en agonía, oraba con mucho fervor” y el ayuno puede ser una fórmula de centrarse en orar o interceder ante Dios.  Col. 2:20-22. Pablo nos habla de que no nos sometamos a preceptos hechos por hombre. Quiere decir que no tengamos el ayuno como una necesidad religiosa. El ayuno no es un rito a cumplir, no tiene una forma de hacerse, es algo que tiene que nacer voluntariamente del corazón del cristiano, debe ser sincero, para no convertirse en un rito sin sentido. Lo importante no es el ayuno, es estar en la presencia de Dios, dándole a Él la prioridad en todo.

3. Renunciar a lo que no es importante: En la primera tentación vemos como Jesús renuncia a algo legítimo como era comer. La mayoría de nuestros problemas son necesidades temporales y Satanás sabe usarlas para tentarnos. No había nada de malo, en que Jesús usara su poder, pero Jesús sabía que era lo importante, lo que no era una prioridad. A lo largo de todo su ministerio vemos como Jesús nunca usa su poder en beneficio propio. Tuvo sed en el pozo, pero esperó a que llegara la samaritana para saciar su sed y con ello traer bendición. Jn. 4:39 “Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho.”

4. No buscar aceptar el camino más corto a cualquier precio: La segunda tentación tiene que ver con los objetivos de Jesús. Jesús venía a la tierra instaurar su reino de salvación, para eso, una de las cosas que tenía que hacer era morir cargando las culpas de la humanidad. Satanás sabía quien era Jesús y cuales eran sus objetivos, y se los ofrece en bandeja. Reinar sobre todos los reinos de la tierra, no sólo eso, no sólo era la posesión física del reinos sino la gente que ellos vivía. “La gloria de ellos” la alabanza de los pueblos. Jesús podría tener el dominio de los pueblos de la tierra con una sólo gesto, arrodillarse ante Satanás. Pero eso implicaba transgredir la ley y transgredir la ley era desobedecer a su Padre. Ex. 20:4-5 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen.”

Y aquí tenemos un ejemplo de integridad. Jesús prefiere vivir 3 años en la tierra, ser incomprendido, acusado de engañador, no creído, burlado, tener que lidiar con los problemas de los discípulos, tener que vivir entre personas con sus problemas y sus miserias, sufrir tortura, falsas acusaciones, mentiras sobre Él, un juicio injusto, la muerte en la cruz. Todo los sufre antes que desobedecer a su Padre.

5. Buscar el beneficio de la obra de Dios y no el nuestro: Y por último la tercera tentación nos habla de humildad. Jesús prefiere el trabajo casi anónimo y del día a día que la fama que le pudiera aportar el echo de tirarse de la cornisa del templo. Un comienzo así de espectacular le hubiera abierto muchas puertas a Jesús, le hubiera ahorrado muchas discusiones y probablemente callado a muchos enemigos. Pero Jesús no buscar el aplauso fácil, ni el reconocimiento vano. Jesús trabajó desde atrás, empezando en una familia humilde, nunca usó su posición de hijo de Dios para ganarse ventaja sobre nadie, si alguien no le quería en un pueblo se iba. Pr. 15:33la humildad precede a la fama”. La humildad de Jesús no solo se vio reflejada en este evento sino que también renegó de ser coronado como rey en varias ocasiones, Jesús tenía muy claro sus objetivos y se importante entre gente que no valía la pena no era uno de ellos.

No nos creamos invencibles ante las tentaciones. Muchos cristianos van por la vida como supermanes, creyendo que por ser hijos de Dios está libres de ellas, pero es todo lo contrario, por ser hijos de Dios vamos a sufrir tentaciones, de la misma forma que Job o Jesús. Que Dios nos ayude a mantenernos firmes

La sabiduría de Dios.


Texto: Stg. 1:2-7
 
         Santiago (Jacobo), que era medio hermano de Jesús, comienza diciendo que tengamos “… por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas…”. Esta frase nos habla de una proyección del sufrimiento, no está diciendo que un cristiano no vaya a sufrir en medio de las pruebas sino que debemos enfrentar ese sufrimiento con gozo por lo que va a venir cuando superemos la prueba. Nos pide el esfuerzo de ver más allá de la montaña que tenemos delante para ver los “… lugares de delicados pastos donde nos hará descansar…
       A lo largo de la Biblia se transmite en múltiples ocasiones la idea de que la persona que supera una prueba sale reforzada de ella. Jb. 42:10-12. Vemos como Dios “bendijo el postrer estado…. más que el primero”. Esta diferencia de bendición no es una injusticia. No es que Dios escatimó bendición a Job en su primera etapa. Es la fe de Job que al ser fortalecida y probada por fuego produce una comunión más profunda con Dios y por tanto más bendición.
       Tener una fe probada nos hace tener una confianza mayor en Cristo, cualidad que a su vez produce un carácter estable, piadoso y justo.
       En este caso Santiago remarca la idea de que las pruebas producen un aumento de la paciencia. Son palabras de ánimo para los momentos más duros de las pruebas cuando no vemos salida de ellas. Este tipo de palabras que tenemos aquí en Santiago fueron las que no recibió Job en su momento. Él recibió críticas y acusaciones. Vemos como Santiago anima a sus interlocutores reflejando que al final de su sufrimiento o hay fruto que es la paciencia.
       Además vemos como recalca “… tenga la paciencia su obra completa…” que quiere decir que no busquemos salir de las pruebas por nuestros propios métodos sino que dejemos que sea Dios quien marque los tiempos. No buscar la primera o más cómoda forma de salida esperar una salida dirigida por Dios implica confianza y fe plena para que sea Él quien lleve las riendas de nuestra vida. El claro ejemplo de esta paciencia que hay que tener en mitad de la prueba es Abraham. La Biblia en el libro de Génesis nos dice que Sara no podía tener hijos, pero Dios promete a Abraham que de él saldrá una “nación fuerteGn. 12:4 aquí se nos dice que Abraham tenía 75 años. Pero los años pasaron, en este caso 11 años desde la promesa, y en vez de esperar el tiempo de Dios, vemos como Sara y Abraham deciden tener un hijo por otra “vía” que les llevó a los 86 años de Abraham al nacimiento de Ismael. Dios dejó claro que Ismael no era el hijo prometido en el cual iba a ser cumplida la promesa sino que a los 100 años en Gn.21:5 se nos dice que nació Isaac que iba ser el hijo de la promesa.
       Ismael fue una salida humana al margen de la voluntad de Dios, y lo que este texto de Santiago dice es que descansemos sobre la voluntad de Dios, que sea Él el que ponga fin a la prueba.
       Volviendo al texto de Santiago podemos ver que la palabra “perfecto” significa madurez espiritual, no perfección libre de pecado. Las pruebas que afrontamos en nuestra vida van a hacer que seamos más maduros, de una manera más íntegra en un proceso que produce crecimiento ordenado y planeado.
       En estos textos de Santiago podemos ver que las pruebas son consideradas como una necesidad que tiene el creyente para su crecimiento espiritual “… sin que os falte alguna cosa…” y no superarlas pude hacernos crecer de forma incorrecta, si el pueblo de Israel no pasase por el desierto, no hubiera sido capaz de conquistar la tierra, si Moisés no tuviera que huir al desierto a pastorear rebaños de ovejas, no sería capaz luego de pastorear al pueblo de Israel por el desierto.
       Ante este proceso de prueba y superación de prueba para crecimiento no estamos solos sino que podemos pedir ayuda a Dios, el nos concede sabiduría “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.”. Esta sabiduría nos habla de prudencia, discreción, capacidad para entender y en consecuencia actuar de manera sabia.
       Existe diferencia entre la sabiduría de Dios y la sabiduría humana y es que la sabiduría divina tiene como principio, desarrollo y desenlace la supremacía de la gloria de Dios, sin embargo la sabiduría humana se deleita en que el hombre se contempla a sí mismo como ingenioso, autosuficiente y con capacidad para decidir por sí mismo. La sabiduría divina nace en Dios “el principio de la sabiduría es el temor del SeñorPrv. 1:7 se sostiene de manera constante por Dios y tiene como meta predominante dar gloria a Dios.
       Esta sabiduría que da Dios la da abundantemente y sin reproche. Es una sabiduría que Dios transmite a través 1) de la oración “…clama a mí yo te responderé y te enseñaré cosas grandes… Jr. 33:3, 2) el E.S. “Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.1ª Cor. 2:9  y 3) su palabra “… Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamiento, porque siempre estás conmigo…Sal. 119:98
       La sabiduría es algo que no sólo hay que pedir, hay que desear esta sabiduría de Dios. Pedir nos habla de reconocer nuestra propia necesidad y incapacidad para lograr superar las pruebas. Nos habla de humildad y de exaltar a Dios como fuente suprema de sabiduría. Es esta fe que reconoce nuestra propia incapacidad la que nos hace clamar a Dios por sabiduría. Cuando Jesús estaba en la tierra la fe era la base para el cambio. Mr. 5: 34 “…. ni aún en Israel he hallado tanta fe.” Esta fe contrasta con la duda que hace vacilar y que metafóricamente nos convierte en olas que son arrastradas por el viento. El viento en la Biblia hace referencia a corrientes de opinión Ef. 4:14 “para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina”  Y esta es la    idea… que seamos firmes en la fe, no dudando del poder de Dios, de su sabiduría.
       Porque Santiago nos replica que el que no pide por fe, no recibe nada. Esta fe es la que nos hace mantener un rumbo fijo no apartándonos de él a pesar de que los vientos que soplen intenten llevarnos a las piedras. Esta es la fe que llevó a la mujer con el flujo de sangre a tocar el mano de Jesús e hizo que el centurión romano creyese que su siervo podría ser sano tan solo con que Jesús dijese las palabras oportunas. Esta es una fe asociada a la la acción. Cree que es posible y actúa para ello. La mujer actúo yendo hacia Jesús, esforzándose en colarse entra la multitud para tocar a Jesús. El centurión se acercó a Jesús para pedirle que lo sanara, no sólo le servía con pensarlo actuó para que esto ocurriera.
 
       Cuando nos encontremos en una situación difícil, tengamos fe en Dios. Tengamos en cuenta que si Dios nos envía pruebas también podemos pedirle la sabiduría necesaria para poder superarlas. Tengamos a las pruebas como una forma de crecer en Cristo. Usemos la sabiduría y los tiempos de Dios, nunca los nuestros. Y sobre todo actuemos con fe. Creyendo que Dios puede, porque Dios puede. Esta fe no solo vale para las pruebas también para nuestra vida diaria. ¿Queremos que haya aviamiento y gente nueva venga a la Iglesia? Prediquemos con fe. ¿Queremos que los necesitados reciban ayuda? trabajemos con fe para ellos. ¿Queremos que nuestros jóvenes tengan su vida asentada en Cristo desde los primero años? Trabajemos en fe en sus vidas.
       Amen.

La soledad de la obediencia.


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       A los niños pequeños les enseñamos casi todo lo necesario para poder desarrollarse como persona: les enseñamos a hablar bien, a lavarse los dientes, a escribir, a peinarse, etc. Y algo importantísimo, les enseñamos a obedecer. 
       Las promesas de Dios en cuanto a los que obedecen Su palabra son muchas: larga vida, bendiciones materiales y espirituales, fidelidad y cuidado de Dios, etc… Pero también tienen un precio a pagar, Jesús dijo “Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios.Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí.” Una constante que podemos ver en la vida de los hombre y mujeres que obedecen los mandamientos de Dios, es el rechazo generalizado que encuentran entre sus congéneres. Un ejemplo claro de esto es la vida de Moisés

       “Y encontrando a Moisés y a Aarón, que estaban a la vista de ellos cuando salían de la presencia de Faraón, les dijeron: Mire Jehová sobre vosotros, y juzgue; pues nos habéis hecho abominables delante de Faraón y de sus siervos, poniéndoles la espada en la mano para que nos maten.”  Ex.5:20

       No hacía mucho tiempo que Dios le había dado instrucciones directas, a su dubitativo siervo, a través de una zarza ardiendo. Una de las excusas que Moisés le puso a Dios para no volver a Egipto fue que los propios hebreos no le iban a creer [Ex. 4:1], y ahora se estaba cumpliendo delante de todo Egipto, al libertador no le creían ni los propios a quién quería libertar. Satanás usa los temores más profundo de los obedientes a Dios para quebrarlos. Pero Moisés se mantuvo firme en la obediencia y la promesa llegó con la liberación del pueblo.

       “El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.” 1ª R.19:10

       Otro caso que encontramos en las Escrituras es el de Elías. Perseguido y amenazado de muerte por la reina Jezabel en uno de los momento más oscuros del reino de Israel. Elías clama a Dios en su situación, pues su obediencia le ha llevado a un estado límite en el que cree ser el único que busca a Dios de todo el reino. La obediencia a Dios en tiempos donde la sociedad “camina por otros derroteros” lleva al siervo de Dios a la más tremenda soledad. Esta soledad o rechazo puede llevarnos a un estado de depresión donde lo veamos todo negro. Pero aún sintiendose sólo, amenazado, incomprendido, despreciado y derrotado, el obediente, no renuncia a su llamado sino que se mantiene firme. Elías no claudico en su cometido, pero necesito apartarse para ir al encuentro de Dios, el cual renovó su vida física y espiritualmente. 

       “Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí. Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día. Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude. Porque oí la murmuración de muchos, temor de todas partes: Denunciad, denunciémosle. Todos mis amigos miraban si claudicaría. Quizá se engañará, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él nuestra venganza. Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada.” Jr. 20:7-11

       La obediencia no es una opción para los hijos de Dios Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando Jn. 15:14 pero ¿Estamos dispuestos a pagar el precio de la obediencia sincera e incondicional a Dios? ¿Estamos dispuestos a ser perseguidos, marginados, alejados, olvidados o ignorados por nuestra sociedad?
       Puede que como Elías estemos pasando por momentos en que los vemos todo negro o como Moisés veamos como Satanás usa nuestros mayores temores para doblar nuestra actitud de obediencia. Pero que el fuego de Dios arda en nuestros corazones y nos haga ser hombres y mujeres obedientes a Dios.

Caminos sin meta


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     “Es difícil llegar, pero lo más difícil es mantenerse” Este es probablemente uno de los tópicos deportivos más conocidos, hace la referencia a la dificultad de mantener la motivación y tensión adecuadas para volver a lograr un objetivo después de haber saboreado las mieles del éxito. Pero extrapolándolo a vida cristiana también podemos decir que es difícil llegar a los caminos de Dios, pero más difícil es mantenerse en ellos.

        “David ya estaba próximo a morir, así que le dio estas instrucciones a su hijo Salomón:
 «Según el destino que a todos nos espera, pronto partiré de este mundo. ¡Cobra ánimo y pórtate como hombre! Cumple los mandatos del Señor tu Dios; sigue sus sendas y obedece sus decretos, mandamientos, leyes y preceptos, los cuales están escritos en la ley de Moisés. Así prosperarás en todo lo que hagas y por dondequiera que vayas, y el Señor cumplirá esta promesa que me hizo: “Si tus descendientes cuidan su conducta y me son fieles con toda el alma y de todo corazón, nunca faltará un sucesor tuyo en el trono de Israel.” 1ª R. 2:2-4

     Salomón empezó la carrera de su vida con la inercia de su padre, el cual tenía un corazón conforme a Dios (Hc. 13:22). Y los primero años de su vida fuero años triunfantes: consolidó el reino eliminando a los enemigos de su padre (1R. 2:13-46), Dios le da una sabiduría como nadie ha tenido (1R. 3:12), Dios le añade riquezas hasta el punto que nadie puede compararse con él (1R. 3:13), toda la nación le respeta por su sabiduría (1R. 3:28), se convirtió en un gran compositor, poeta, experto botánico y biólogo (1R. 4:32-34), admirado por los gobernantes de todo el mundo (1R. 4:34) y además construye el templo de Dios, el gran sueño de su padre (1R 5-6). 
Pero a pesar de que iba bien encauzado la vida de Salomón se torció.

       “Cuando Salomón llegó a viejo, sus mujeres, le pervirtieron el corazón de modo que é siguió a otros dioses y no siempre fue fiel al Señor su Dios como lo había sido su padre David1R 11:4

       A lo largo del camino de nuestra vida puede que nos encontremos con desvíos que nos lleven por “otros caminos”, lo curioso es que cada camino (o sea cada persona) tiene sus propios desvíos, lo que puede resultar tentador para unos puede no resultarle a otro. En el caso de Salomón fue desear a las mujeres equivocadas, la Escritura nos dice que tuvo amoríos con mujeres de pueblo que Dios había prohibido juntarse (1R. 11:1-2). Era el rey, tenía derecho a tener mujeres y concubinas, ese no era el problema, el problema surge cuando escoge a las que Dios prohibía explícitamente.
El desvío en el camino del cristiano ocurre cuando teniendo libertar de escoger elegimos lo prohibido. Lo más curioso de los desvíos es que da igual que los cojas al principio del camino o en el último tramos todos te alejan de la meta.

       “el Señor le dijo: «Ya que procedes de este modo, y no has cumplido con mi pacto ni con los decretos que te he ordenado, puedes estar seguro de que te quitaré el reino y se lo daré a uno de tus siervos.“ 1R. 11:11

       En nuestra vida podemos llegar a los caminos de Dios por inercia de nuestros padres, como el el caso de Salomón, sobre todo si nos hemos criado en una familia cristiana que se ha preocupado por inculcarnos el amor hacia las cosas de Dios. Podemos experimentar las bendiciones como Salomón, pero también debemos considerar que experimentaremos tentaciones y pruebas que intentarán alejarnos de la meta. Salomón fracasó rotundamente porque no supo mantenerse firme en los camino de Dios sino que se dejó llevar por los caminos de los dioses de sus mujeres.
       Sepamos identificar los desvíos en nuestra vida, sepamos elegir lo bueno.

Conflicto social.


       En los últimos meses estamos asistiendo a un fenómeno de descontento social muy palpable, sobre todo en las sociedades occidentales. Por ciudades de todo el mundo la gente sale a la calle a mostrar su rechazo contra ciertas políticas económicas de los gobiernos. Debido, quizás, a la situación de crisis económica en que nos encontramos donde existe una generación de ciudadanos nacidos en la abundancia que ahora ven su situación ir a peor, intuyen que nunca volverán al nivel de vida que le habían dado sus padres y culpan a la avaricia y mal hacer político de ello.
Activistas de Occupy Wall Street
Si alguno se endeuda contigo, no tomes como prenda su molino de mano, ni su piedra de moler, porque sería lo mismo que arrebatarle su propia subsistenciaDt. 24:6 

      Cuando Dios le da la Ley al pueblo de Israel, no sólo le entrega diez mandamientos generales sino que agrega un compendio de leyes humanitarias, económicas, de respeto y morales. Con vista a una convivencia justa y beneficiosa para los ciudadanos. Por un lado la avaricia estaba prohibida. Se podía prosperar pero nunca a costa de la ruina del prójimo.

No te aproveches del empleado pobre y necesitado, sea éste un compatriota Israelita o un extranjero. Le pagarás su jornal cada día, antes de la puesta de sol, porque es pobre y cuenta sólo con ese dinero. De lo contrario, él clamará al Señor contra ti y tu resultarás convicto de pecadoDt. 24:14-15

      Dios es un Dios que se esfuerza y pide los mismo a Su pueblo. Cuando Josué se queda al frente de Israel justo antes de empezar la conquista de la tierra prometida Dios solo le pide una cosa, que se esfuerce y sea valiente. Dios no busca darle todo echo a sus hijos, prefiere darles herramientas y que sean ellos quien logren los resultados. Por eso hay una condena tan tajante de la pereza.

Perezoso ¿Cuanto tiempo más seguirás acostado?¿Cuándo despertarás de tu sueño? Un corto sueño, una breve siesta, un pequeño descanso, cruzado de brazos… ¡Y te asaltará la pobreza como un bandido y la escasez como un hombre armado!Pr. 6:9-11

      La cultura de trabajo y esfuerzo personal que predica Dios con su Ley incluía las leyes humanitarias. La persona que podían trabajar pero por el motivo que fuese no tenía tierras para hacerlo, debían esforzarse en conseguir el alimento que los que sí tenían tierras dejaban el campo.

Cuando coseches las uvas de tu viña, no repases las ramas; los racimos que queden, déjalos para el inmigrante, el huérfano y la viudaDt. 24:20

Activistas plataforma Stop desahucios
       Por otro lado la sociedad que Dios quería para su pueblo incluía una total protección para todas aquellas personas que estaban marginadas. No existe la injusticia social dentro de las leyes de Dios. Todo el necesitado y el marginado debe tener cobertura por parte del conjunto de la sociedad.

“No explotes a las viudas ni a los huérfanos, porque si tú y tu pueblo lo hacen, y ellos me piden ayuda, yo te aseguro que atenderé a su clamor: arderá mi furor y los mataré a ustedes a filo de espada. ¡Y sus mujeres se quedarán viudas, y sus hijos se quedarán huérfanos!” Ex. 22:22-24

      Aunque “nuestro reino no sea de este mundo” seamos personas que se esfuerzan por fomentar la justicia social, una justicia basa en los principios de Dios. Defendamos una cultura del esfuerzo personal, no sólo enfocado a lo económico sino en todas las facetas de la realidad humana. Protejamos a los necesitados, a las personas que realmente lo están pasando muy mal. Denunciemos las injusticias sociales que vemos y sigamos las normas que nuestro Padre quiere para nosotros, Su pueblo.

La necesidad del desierto.


     Los seres humanos somos seres creativos y resolutivos por naturaleza. Nos gusta tener ideas y solucionar problemas o inconvenientes con ellas. Si un río nos alejaba de nuestro destino, construimos puentes. Si una ciudad nos queda a muchas horas de camino, pues diseñamos medios de transporte rápidos y que se acondicionen a las condiciones del terreno por el que pasa. 
     Esta capacidad, buena a todas luces, ha superado la barrera de la dificultad para instalarse en la línea de la comodidad. Ya no sólo inventamos para superar obstáculos, inventamos para que nuestra comodidad personal sea máxima. El confort se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos de la sociedad occidental.
     A lo largo de la Biblia podemos ver que a veces tenemos que pasar momentos de dificultad para luego ser capaces de cosas mayores.

“Cuando el faraón dejó salir a los israelitas, Dios no los llevó por el camino que atraviesa la tierra de los filisteos, que era el más corto, pues pensó: «Si se les presentara batalla, podrían cambiar de idea y regresar a Egipto.»” Ex. 13:17


     La conquista de Canaan requería una nación fuerte y organizada que llevara a cabo. Pero vemos que el pueblo de Israel no estaba preparado para enfrentarse a nada. Sabemos que Dios, con su poder podía darles la tierra con las misma facilidad con que había ridiculizado a los dioses Egipcios. Pero Dios siempre pidió el esfuerzo de su pueblo para lograr un objetivo. Este esfuerzo implicaba la fe y confianza en Dios que el pueblo recién salido de la esclavitud no tenía.
     En el desierto hubo una transformación. Salieron de Egipto un grupo de esclavos temerosos y que se quejaban y lamentaban ante el primer inconveniente y entraron en Canaán una nación de guerreros que se apoderaron de un territorio donde gobernaban “los heteos, los gergeseos, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos, siete naciones más grandes y más poderosas que túDt. 7:1.

“Tal como le prometí a Moisés, yo les entregaré a ustedes todo lugar que toquen sus pies.” Js. 1:3

     El esfuerzo colectivo del pueblo no les iba a dar la victoria sobre sus enemigos. Fue la mano poderosa de Dios quien les guió y les dio la victoria, pero fue el pueblo el que tuvo que aprender a ser valiente y luchar. Por eso podemos decir que el desierto fue muy necesario para la nación hebrea, porque aunque hubo momentos malos, momentos de sed, hambre y pecado. Pero también en el desierto recibieron los mandamientos que les regirían. Fueron censados para que conocieran su potencial. Todo giraba alrededor del templo y el arca, como símbolo del puesto que Dios tenía que ocupar en la vida de la nación. Todo este aprendizaje forjó una nación fuerte y guiada por Dios que conquistó la tierra prometida.

“¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.” Js. 1:9

     A largo de nuestra vida vamos a pasar por desiertos, o momentos de dificultades que hagan que nuestra vida se tambaleé, como se tambaleó la confianza del pueblo ante la visión de tener que cruzar una desierto que amenazaba con hacerlos morir allí. Pero debemos aprender la necesidad de pasar momentos difíciles, la necesidad del desierto, como oportunidades para centrar nuestra vida en Dios, de organizarnos en torno a Sus normas. Oportunidades para valorar los buenos momentos que Dios nos da. Aprendamos a apreciar el esfuerzo. No pensemos que el camino más fácil siempre es el mejor, o el que Dios quiere. Aunque nos duela y nos disguste tenemos necesidad de pasar por el desierto en nuestra vida. El desierto nos puede hacer fuertes para lograr vencer futuras batallas.

Realidades y necesidades.


     Tenemos que reconocer, o por lo menos mi generación tiene que hacerlo, que vivimos en un lugar privilegiado en una época privilegiada, por muy mal que vayan las cosas ahora. Y quizás esa burbuja de comodidad nos ha hecho ver la realidad de una forma bastante idealista y distorsionada, también hasta cierto punto egoísta.

     El egoísmo es un conocido mal que tiene la peculiaridad de convertirnos en convenientemente ciegos y convenientemente sordos. 

“Y al ver las multitudes, [Jesús] tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor” Mt. 9:36
     En el mundo occidental tendemos a valorar lo económico por encima de otros aspectos, que como mínimo tienen la misma importancia. Y cuando escuchamos que una persona tiene necesidad inmediatamente lo asociamos a que económicamente está necesitada. Pero si vemos el ejemplo de Jesús nos fijamos que su mayor prioridad eran otras realidades de la gente que le rodeaba. Alimentar a la gente Jn 6:1-15; su moralidad, Jn 5:6 y 7; su salud, Mt. 8:16; 
Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?”Jn 9:2
     Hay muchas ocasiones en que las necesidades de una persona, sea al nivel que sea, son producidas por el propio pecado. Rebeldía ante Dios, decisiones equivocadas, no aceptar consejos de personas más experimentadas, hacer siempre lo que bien nos parece. Y podemos caer en el error de juzgar a las personas que nos rodean, si alguien sufre podemos pensar “se lo merece”, “ya se lo dije hace años”, “si no hubiera tomado esa mala decisión”, “si hubiera escuchado más”, “ahora sufre las consecuencias por…”. No está mal reflexionar sobre el pecado de otra persona y sacar conclusiones para la vida de cada uno, pero muchas veces nos quedamos en la mera reflexión, como el que mira una película desde una cómoda butaca de cine.
      Jesús, como podemos leer en los evangelios, siempre defendió la verdad, pero nunca dejó de ayudar a los demás. Usaba el sanar y hacer milagros no sólo como marca de su divinidad sino como un medio para llevar el evangelio a los demás
“Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios?Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él?Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es.Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró.” Jn. 9:35-38.


     En ocasiones podemos caer en el error de sólo ayudar sólo por interés, puede que muy evangelístico y santo, pero interés y en el momento que la persona no muestra disposición a escucharnos o entendernos lo dejamos de lado. Pero Jesús siempre mostró un interés real y genuino en hacer que la vida de los que le rodeaban mejorase, aunque lo siguiente que pasara fuera que lo rechazaran.
     Seamos personas con corazones dispuestos a ayudar a las personas que nos rodean si tienen alguna necesidad, acompañemos esa ayuda “física” con otra ayuda “espiritual”. Un interés genuino en que la persona mejore. Un interés genuino en sus realidades y necesidades.