Vidas comprometidas.


      La Biblia nos enseña muchas cosas de maneras muy diversas, mediante enseñanza directa, como puede ser los evangelios donde Jesús enseñaba a los que querían escucharle, o mediante cartas que sus autores escribían a iglesias del primer siglo y que nosotros podemos aplicar a nuestra vida y a la de nuestra iglesia. Otra manera es el ejemplo, a veces negativo y otras positivo, como es en el caso de hoy, que vamos a ver la historia de cuatro personas que fueron capaces de mantener una vida en los caminos de Dios a pesar de que pudo costarles la vida en varias ocasiones, personas que viviendo en una cultura idólatra y pecaminosa mantuvieron su mirada siempre en Dios antes que en su posición o incluso su vida.

 Lectura: Dn. 1:1-7

La vida de Daniel, Ananías, Azarías y Misael podemos pensar que fue una vida afortunada, hasta cierto punto, porque siendo una nación invadida podían haber sido vendidos como esclavos o asesinados, pero en cambios fueron entrenados para ser la elite del país, pero algo que nos destila el texto y podemos entender que así ellos lo sabían, es el absoluto control que tiene Dios de la situación. Nabucodonosor no conquistó Jerusalén, el Señor se la entregó, esto que sólo parece un juego de palabras es una declaración de la soberanía de Dios, además de que nos da la idea de que no fue una injusticia lo que le pasó a Israel, sino todo lo contrario, fue por justicia.

1) Vidas comprometidas con Dios (1:8-16). 

La vida de estos chicos cambió drásticamente, eran ciudadanos del pueblo escogido de Dios y ven como Dios permite que Nabucodonosor rey de Babilonia ataque Jerusalén y se lleve a gran parte de la población cautiva. Pero a pesar de este revés en sus vidas no se vuelven rebeldes sino que siguen teniendo un compromiso total con Dios que se ve reflejado en su vida.

Lo primero que vemos aquí es compromiso. Daniel y Ananías, Misael y Azarías, podían poner múltiples excusas para comer la carne consagrada a los ídolos, por que se lo mandaba una autoridad como el rey, diciendo que si no comían los matarían, que es la excusa que da el jefe de los eunucos. Pero vemos que Daniel decide, no es Dios quien le dice, ni los sacerdotes, ni la tradición ni las costumbres, es iniciativa de un corazón comprometido con Dios, que no quiere tener ninguna relación, ni si quiera de la forma más indirecta posible con otros dioses. Dios no le abandona en este intento de apartarse del pecado y donde no puede llegar las intenciones del Daniel si llega el poder de Dios (v. 9) por que Dios actúa en la vida de sus hijos cuando estos quieren seguir su voluntad, de la misma forma que actúa en su contra cuando estos pecan, claro ejemplo es que Dios permita que Nabucodonor ataque a Israel.

2) Vidas que dan gloria a Dios en todo. (2:27-28). 

Nabucodonosor ha tenido un sueño y decide probar a todos los adivinos del reino, porque les pide la interpretación pero sin revelarles el sueño, no son capaces y el rey los manda matar a todos, cuando David se entera le pide tiempo para hablar con Dios y Dios le revela el sueño y su significado.

Daniel podía adjudicarse el mérito o simplemente callarse y dejar que los demás, el primero de todos el rey, le diera gloría a él. Pero empieza su discurso de interpretación poniendo a cada uno en su lugar, sólo Dios puede revelar el sueño, y si Daniel lo va a contar ahora es porque él se lo ha revelado. En ningún momento vemos orgullo ni ganas de apropiarse del mérito de Dios.

La vida de un hijo de Dios es una vida que le da gloria, en todo momento, y considera que todo lo bueno que pueda lograr es gracias a Dios y le adora por ello.

3) Vidas de integridad (3:9-18).

Otra característica de las vidas entregadas a Cristo es la integridad que muestran incluso en las mayores dificultades, como en este caso. Estas tres personas sólo destacaron por mantenerse en pie, si se hubieran arrodillado habrían pasado totalmente desapercibidas. Podían haberse arrodillado y no tener que pasar el mal trago, nadie las hubiera visto. Pero decidieron desobedecer una orden directa del rey, que les podía condenar a muerte únicamente por no desobedecer a Dios.

Sabían que Dios podía salvarlos, pero estaban dispuestos a morir si Él decidía no salvarlos. La integridad es un camino sin red, aquí no solo estaban yendo contracorriente sino que estaban metiendose en el ojo del huracán. A pesar de la segunda oportunidad que Nabucodonosor les da para que cambien de actitud ellos prefieren morir con integridad a pecar contra Dios.

4) Vidas comprometidas con la verdad (4:18-19). 

Nabucodonosor vuelve a tener un sueño que nadie es capaz de interpretar y acude a David, el problema que tiene este sueño es que es un castigo para Nabucodonosor, hasta tal punto que Daniel dice “Señor mío, el sueño sea para tus enemigos, y su interpretación para los que mal te quieren” (v.19). Daniel tiene que transmitirle un mensaje muy duro al rey, que va a quedar demente y va a andar entre las bestias como si fuera una de ellas, ante este mensaje Daniel tiembla, pero no deja de decir la verdad y dar consejo al rey (v. 27). Otra característica del cristiano es que debemos decir la verdad y no avergonzarnos de ella. Si en nuestra sociedad se vive la inmoralidad es tarea de la iglesia y de cada uno de nosotros proclamar la verdad, no callarnos en nombre de un status quo que nos ponga en una posición cómoda. No hacemos un favor a un amigo que nos pide consejo callándonos, o respondiéndole lo que él quiere oir. Debemos tener vidas comprometidas con la verdad de Dios, la verdad acerca de Jesús, la verdad acerca de la iglesia, la verdad acerca del futuro que les espera a la gente que muere fuera de Dios.

5) Vidas que contagian con su testimonio (2:46-47; 3:28-30; 6:19-20).

El resultado de una vida que da gloria a Dios es que cuando bendecimos a otras personas es Dios el que resulta glorificado no nosotros, Daniel se benefició de obedecer a Dios, pero la gloria suprema se la llevó Dios.

Ananías, Azarías y Misael no se acobardaron ante la posibilidad de morir sino que se mantuvieron firmes, el resultado fue la proclamación del nombre de Dios por todo el imperio Babilónico.

El echo de que Daniel servía a un Dios poderoso era notorio en el reino, Nabucodonosor sabe que Dios tiene el poder para salvar, no porque lo haya estudiado, no porque alguien se lo haya dicho sino porque la vida de Daniel así los demuestra.

Nada de lo que una persona hace cae en saco roto, aunque parezca que no nos hacen caso o no se fijan en lo que decimos o hacemos, el testimonio de una persona es de las cosas más importantes que puede tener. Es lo que marca la diferencia entre una persona en la que se puede confiar o de la que hay que alejarse. Marca la diferencia entre una persona que vive una vida en Cristo y quien solo profesa una religión. Y las personas que nos rodeas ven esa diferencia.

6) Vidas de oración (2:17-18; 6:10).

Daniel ante la necesidad de tener que desvelarse el sueño al rey, pide que sus amigo le apoyen en oración. Aquí aprendemos que debemos abrir nuestro corazón a otros hijos de Dios ante una carga que tengamos en nuestros corazones. Y que como hijos de Dios debemos ocuparnos en la oración ante todo aquello que emprendamos.

Que Daniel orase con las ventanas abiertas, nos habla de que no se encerraba, quería que todo el mundo lo supiese, era una declaración de intenciones.

Que lo hiciese tres veces al día como solía hacer antes nos habla de una vida oración. Es imposible llevar una vida en los caminos de Dios si no se mantiene comunicación con él, sino se abre su Palabra para escucharlo y no se ora a él para hablarle.

Que estos ejemplos nos arrastren a tener vidas consagradas a Dios, vidas de integridad que le den gloria a él. Vidas con un testimonio que sea ejemplar para los que nos rodean que puedan ver en nosotros a ese Dios al cual servimos. Que toda esta vida esté regada con tiempo de oración indispensable para ser personas comprometidas con Dios.

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