A lo largo del ministerio de Jesús vemos muchos personajes que buscan encontrarse con Jesús con las más diversas intenciones, desde los enfermos que buscan una cura, a los fariseos que buscan apresarlo, pasando por gente como Nicodemo que buscaba respuestas sobra las incógnitas que presentaba Jesús. Hoy vamos a ver a un personaje que nunca buscó a Jesús, y cuando lo encuentra, lo que busca es evitarlo.
Texto: Mr. 15:1-15
El capítulo catorce de Marcos termina con el segundo canto del gallo, sobre las tres de la mañana, en el episodio de la negación de Pedro, mientras Jesús estaba ante el concilio, o sea el Sanedrín al completo, unas setenta personas. A partir de ahí y hasta el amanecer Jesús es retenido como preso en algún lugar del palacio de Caifás. La razón de esta espera no es otra que por la ley romana los procesos a criminales se consideraban ilegales si se realizaban de noche, el Sanedrín lo sabía y prefirió esperar a que amaneciera para realizar un aparente juicio y que las autoridades romanas no tuvieran ninguna excusa para no condenar a Jesús, pero este aparente juicio era falso pues la sentencia ya estaba dictada desde hace mucho. El empeño de los fariseos, sacerdotes y todo el sanedrín por eliminar a Jesús, viene de mucho atrás (Jn. 11: 49-53) entonces vemos que el supuesto juicio del sanedrín fue una pantomima con trazos de justicia pero con una sentencia ya dada de ante mano. Su obsesión con Jesús es tan grande que incluso cuando alguien defiende a Jesús como fue el caso de Nicodemo es acusado de ser un inculto (Jn. 7:45-52).
(v.1) Este versículo primero vuelve a recalcar quien componían este Sanedrín, Sacerdotes, ancianos, escribas y todo el concilio, estamos hablando de unas setenta personas.
Este es el segundo interrogatorio al cual es sometido Jesús, el primero de ellos al poco de arrestarlo, en le momento en que se produjo la negación de Pedro (Mr. 14:53-65) y el segundo este que se produce aquí a la mañana siguiente, que Marcos lo resume, pero que en otros evangelios lo tenemos de forma más extensa (Lc. 22:66-71). El interrogatorio es el mismo, como si esperaban que una noche en la cárcel hiciera que Jesús se retractara de su testimonio. Pero la verdad es que las preguntas fueron las mismas, porque había que repetir el juicio por haberse celebrado de noche, cosa ilegal. Esta reunión confirmó la ‘culpabilidad’ de Jesús, pero no la sentencia porque a ser una nación ocupada por el imperio romano, el Sanedrín había perdido la capacidad de ejecutar sentencias de pena capital, podía mandar azotar alguien o mandarlo a la cárcel, pero la pena de muerte debía ser ratificada por una autoridad romana de la zona.
Por esta razón deciden llevar a Jesús ante Pilato, que era el prefecto de la provincia romana de Judea y que debido a la celebración de la Pascua se hallaba en la ciudad y
(v.2) Pilato sin quererlo y haciendo todo lo posible por evitarlo se ve involucrado en un suceso que lo pondrá entre la espada y la pared, o mejor dicho entre hacer justicia a un hombre inocente y calmar a los judíos en sus ansias de matar a Jesús.
La historia nos cuenta que Pilato era e quinto prefecto de la provincia romana de Judea durante los años 26 d.C y 36 d.C. El prefecto era el que regía o gobernaba algo en el imperio romano, si era marítimo controlaba la costa de cierta región, si era civitatis controlaba una ciudad, en esta caso era Praefecto ludaeae o sea gobernante de la provincia romana de Judea. Filón de Alejandría que era un filósofo judío del siglo I describe a Pilato como “inflexible, falto de misericordia y obstinado” y un hombre que en múltiples ocasiones infringió castigo sin juicio previo y cometió muchos actos de crueldad. Esta imagen de Pilato nos hace entender porque fue relevado de su puesto en el año 36 d.C. después de reprimir fuertemente una revuelta en de los samaritanos, durante la cual crucificó a varios alborotadores.
La prefectura de Judea era bastante conflictiva y Pilato había tenido bastante enfrentamientos con los judíos, los cuales habían protagonizado algunas revueltas como en la que habían apresado a Barrabás. Por lo cual en este episodio vemos a un Pilato que en cuanto puede busca escurrir el bulto, por ejemplo cuando supo que Jesús era de Galilea (Lc. 23:6) mando que lo juzgara Herodes, porque era de su jurisdicción.
La actuación del Pilato está resumida en el evangelio de Marcos, pero en los textos paralelos, podemos ver su actuación al completo, sobre todo en lo que se narra en este versículo 2:
- Pilato pregunta que acusaciones hay contra Jesús. Pero cuando ve que no tienen cargos reales contra él trata de devolverles al acusado. Entonces es cuando los judíos muestran sus intenciones reales que es dar muerte a Jesús. (Jn.18:29-31)
- Lo judíos se dan cuenta de que tiene que haber acusaciones concretas contra Jesús. Así que rápidamente expresan 3: Jesús pervierte a la nación, prohibe pagar tributos a César y pretende ser rey (Lc. 23:2). Con lo cual Pilato se lleva a Jesús para interrogarlo, pues dejan de ser acusaciones religiosas para convertirse en ataques contra la autoridad del emperador romano.
- Jesús pervierte a la nación: es una acusación sin fundamento porque no explica que es exactamente lo que enseña para poder ver que es falso y que está engañado a los demás.
- Prohibe pagar tributos al Cesar: (Mt. 22:15-22) Para empezar la vez que Jesús se pronunció acerca de los tributos o impuestos fue por una trampa de los fariseos. Además Jesús dijo “Dad al Cesar lo que que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios” lo que implicaba la disposición a pagar impuestos. Jesús declara que debemos cumplir nuestras obligaciones sociales. Lo que está haciendo Jesús con estas palabras es establecer una separación de poderes, en un contexto donde el emperador era adorado como un dios, y Jesús está diciendo que el dinero, el respeto y las contribuciones sociales al César y la gloria a Dios, dejando claro que sólo Dios se merece la adoración. Con lo cual era mentira que dijera que no había que pagar impuestos.
- Pretende ser Rey: No es que lo pretendiera es que lo era, lo reyes por derecho no pretenden ser reyes simplemente lo son, Jesús era descendiente directo de David, por lo cual tenía derecho a ser rey. Además esta acusación es usada falsamente porque Jesús no venía a instaurar un reino físico como el del emperador Romano, con lo cual no entraba en competencia con él, esto se lo deja claro a Pilato.
Aunque la sentencia que emite el Sanedrín es por acusación de blasfemia, por decir que es hijo de Dios, este argumento nunca lo sostienen delante de Pilato, pues no les haría caso por tratarse de una cuestión meramente religiosa y no política. La primera intención de Pilato es devolverselo a los judíos dándole autoridad para juzgarlo, pero, y aquí el Sanedrín levanta las cartas para demostrar sus verdaderas intenciones, ellos quieren que Jesús sea ejecutado. Ante Pilato esgrimen una acusación diferente, ataques a la estabilidad de la zona, por revelarse a pagar impuestos o por declararse rey, lo cual da a entender que haría una rebelión que llevaría a una secesión de Roma. Estas acusaciones dejaban de ser religiosas para convertirse en políticas y por consiguiente llevaban a una necesaria intervención de las autoridades romanas. Pilato interroga a Jesús por su propia protección, pues él era el encargado de Judea. La pregunta en el original sería “Tú eres el rey de los judíos” menospreciando a Jesús, pues no le entraba en la cabeza al ver a Jesús que esa persona pretendiera ser rey. Ante esta pregunta Jesús responde afirmativamente, pero dejando claro que era rey de un reino que no pertenecía a este mundo. (Jn. 18:33-37).
(v.3) Pilato sale al pórtico y allí les dice a los judíos que él no haya culpa en Jesús. Los sacerdotes no aceptan la conclusión de Pilato sino que lo acusaban repetidamente, aquí se ve quienes eran lo cabecillas en el Sanedrín. En este momento con un Pilato que no sabía bien que hacer los propios judíos le dan una escapatoria al nombrar la palabra Galilea. Pilato se dio cuenta de que Jesús era de Galilea, que ya no era jurisdicción de Pilato sino de Herodes, con lo cual lo remitió a él, para que él lo juzgara (Lc. 23:6-12), no por amor a la justicia sino por quitarse de en medio un problema.
Lucas nos sigue narrando que Herodes se alegró de encontrarse con Jesús porque hacía tiempo que había escuchado hablar de él y quería conocerlo. Además esperaba que Jesús hiciera algún truco con él como si fuera un mago o algo parecido el evangelio nos cuenta que esto no era la primera vez que ocurría sino que ya varias veces le había echo a Jesús la misma proposición que realizara una señal. Pero este no era el objetivo de Jesús, él no hacía obras milagrosas, que es lo que realmente se pide aquí, para entretener ni para salvar su vida, sino para bendecir al que tiene fe. En varias ocasiones en que Jesús obra milagrosamente se apela a la necesidad de que la persona beneficiada tenga la fe necesaria para ello. Aquí no vemos un hombre con fe, sino a una persona interesada en un show por eso Jesús da la callada por respuesta, aunque hacer una milagro podría significar ser librado de la muerte.
Ante la callada de Jesús Herodes decidió divertirse a su cuenta y como la acusación del Sanedrín seguía siendo la misma, que se declaraba rey, pues lo vistieron de rey, en tono burlesco evidentemente y se lo devolvió a Pilato.
(v.4-5) Pilato que se las tiene que ver de nuevo con el problema que representaba Jesús, hace un segundo interrogatorio pero ahora Jesús no responde, puesto que lo que tenía que decir ya lo había dicho. Pilato vuelve a referirte a Jesús ante las acusaciones directas del sanedrín. Pilato está desconcertado porque por un lado sabe que Jesús es inocente, y que es víctima de las envidias del Sanedrín (15:10), pero a pesar de ser acusado en falso, Jesús no se defiende. Como juez que puede condenar a muerte a un preso Pilato habrá escuchado las más fuertes y sinceras defensas incluso de parte de culpables, pero Jesús no se defiende, sino que calla y ante esto se maravilla.
Por otro lado resalta el echo de que el Sanedrín presenta a Jesús como una persona violenta, engañadora, engreída (se autoproclama rey) en cambio Pilato ve a una persona humilde que no abre su boca para defenderse.
Esta callada por parte de Jesús también cumplen algunas profecías
- Is. 53:7 “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció y no abrió su boca.”
- Mt. 12:18-21 “He aquí mi siervo, a quién he escogido; mi amado, en quién se agrada mi alma; Pondré mi Espíritu sobre él, Y a los gentiles anunciará juicio. No contendrá ni voceará, Ni nadie oirá en las calles su voz. La caña cascada no quebrará Y el pábilo que humea no se apagará, hasta que saque a victoria el juicio. Y en su nombres esperarán los gentiles ”
En estos de las últimas horas de Jesús se producen cuatro “no abrió la boca” por parte de Jesús: ante Caifás (Mr. 14:60-61). ante Pilato (Mr. 15:4-5), ante Herodes (Lc. 23:9) y nuevamente ante Pilato (Jn. 19:9).
(v. 6) A pesar de que Jesús le había venido de vuelta del palacio de Herodes, Pilato no ceja de su intención de librarse de Jesús y ahora aprovecha la tradición de poder soltar un preso, el que el pueblo quiera, para ofrecerles soltar a Jesús. Esta tradición no era proveniente de la ley judía sino que era un gesto que los gobernadores romanos tenían para apaciguar a las naciones ocupadas. Pilato ofrece en primer lugar a Jesús, al cual llama el rey de los judíos pero había otro, conocido como Barrabás, el cual era un ‘preso político’ que mató a alguien en una revuelta contra la ocupación romana. (Mt. 27:16) considera a Barrabás un preso famoso con lo que nos da a entender que era alguien no solo conocido sino también aceptado por la población en general, esto concordaría con un preso político considerado un libertador por la nación ocupada.
No sabemos mucho sobre este Barrabás, puede haber sido un patriota fanático, el país estaba lleno de ellos. Aquí se nos habla de una insurrección la situación política en Judea era complicada y no se sabe muy bien si Barrabás era uno de los cabecillas o simplemente uno más de la masa que provocó los disturbios. Estas insurrecciones eran muy comunes, hasta que en la última Jerusalén fue destruida en el año 70 d.C por el general Tito.
Pero mientras estaba esperando la respuesta de los judíos Pilato recibió un mensaje de su mujer informándole acerca del sueño que acaba de tener (Mt. 27:19) donde le pedía que no tuviera nada que ver con la sangre de ese inocente. Por si fuera poco, para el atormentado Pilato, que está caminando en la cuerda floja temiendo una insurrección en la misma Jerusalén en La Pascua, con unos 2 millones de personas en la ciudad, su mujer tiene sueños donde le pide que no tenga nada que ver con Jesús.
Los sacerdotes presionaron a la multitud esta no era la primera vez que ocurría lo dirigentes judíos en varias ocasiones habían presionado a la multitud para que abandonara o negara a Jesús.
- Jn. 7:13 “La gente no hablaba por miedo a los judíos”.
- Jn. 9:22; “Esto dijeron sus padres [los del ciego sanado] porque tenían miedo de los judíos”
- Jn. 19:38; Se nos dice que José de arimatea era discípulo secreto de Jesús por miedo a los judíos.
La muchedumbre incitada por lo sacerdotes pidió a gritos que se soltara a Barrabás. Esta respuesta, para él inesperada hace que Pilato se desespere hasta el punto de reclamarle al la muchedumbre su elección.
Tal fue la manipulación de los sacerdotes que el pueblo acabó pidiendo la crucifixión de Jesús, esto fue así para que se cumpliera la profecía del propio Jesús.
- Mt. 20:19; “Le [Jesús] entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten y crucifiquen”
- Mt. 26:2; “Sabéis que en dos días será la Pascua y el hijo del hombre será entregado para ser crucificado”.
¿Pero como puede haber tanto cambio en una semana? ¿Cómo se pasa de una multitud cantando Hossana Hossana a otra pidiendo la crucifixión en menos de una semana?. La respuesta más común es que los que cantaron Hossana eran peregrinos que estaban llegando a Jerusalén para la Pascua, estos al no residir en Jerusalén estaban menos influenciados por el Sanedrín; en cambio los que gritaban crucifícale eran de Jerusalén, o por lo menos de Judea, además como fueron de mañana el Sanedrín se aseguraría que los suyos estuvieran en el lugar adecuado a la hora de gritar. Aunque los textos no nos aclaran esta teoría, pero sí que hay factores que ayudarían como: Primero que la presión que ejercieron los sacerdotes sobre la multitud fue suficiente para que mezclándolo con el sentimiento patriótico y la humillación que supone para una nación ser un territorio ocupado fuese suficiente para excitar la multitud en varias ocasiones ligan la idea de que si Jesús triunfa los romanos destruirán el templo. Segundo había algo de desilusión ante la figura de Jesús porque no era el tipo de Mesías que la mayoría esperaba que fuera, un libertador político, que expulsara a los romanos. Tercero la ignorancia pecaminosa de las escrituras, probablemente por falta de instrucción desde los escribas y fariseos. Ellos eran los encargados de instruir al pueblo.
(v. 14) Ante las palabras de Pilato el pueblo no respondió con argumentos sino con gritos de ¡Crucifícale! ¡Crucifícale!. Mt. 27:24 sigue diciendo que cuando Pilato vio que nada conseguía y que lo único que lograba era un insurrección civil se lavó las manos delante de todo el pueblo diciendo que quedaba libre de la sangre de este inocente. Pero esto no solo fue por los gritos sino por una amenaza por parte de los que acusaban a Jesús, los sacerdotes Jn. 19:12 “Si a éste sueltas, no eres amigo del emperador; todo el que se hace rey, se opone” Esta amenaza produce el desmoronamiento del Pilato. Esta frase implica que lo judíos pensaban presentar un queja ante el emperador por traición de Pilato por dejar con vida al secesionista.
(v.15) Cumpliendo con Is. 53:6-8 Pilato cede ante las presiones del pueblo y aunque cree que Jesús es inocente lo condena a muerte. Primero azotándolo que era un castigo romano llamado “El flagelo” que consistía en latigazos propinados por un corto mango de madera al cual se ataban varias correas en cuyos extremos se colocaban trozos de plomo, bronce o hueso afilado. Los azotes se daba a espalda desnuda y con la víctima inclinada. Los azotes los propinaban dos soldados uno por cada lado. Era un castigo del cual estaban exentos los ciudadanos romanos (Hc. 16:37).
Aunque estos textos son meramente narrativos y parece complicado sacar alguna aplicación sí podemos valorar la actitud de algunos de sus personajes.
En primer lugar la de Pilato, que realmente fue cobarde, una persona que antepuso sus intereses Lv. 19:15-16. La ley de Moisés ponía claro énfasis en la justicia, en el echo de no falsear la verdad para obtener un resultado favorable, o favorecer los intereses de una de las partes. Debemos ser personas justas, y esta justicia tiene que venir de la Palabra de Dios no dejarnos influenciar por las modas sociales, por la influencia de los que tienen el poder, ni por hacer caso de la mayoría, sino defender la moralidad y las ideas que encontramos en la Palabra de Dios.
En segundo lugar los sacerdotes que manipularon al pueblo. Las funciones de los sacerdotes era tres básicamente, atender la liturgia del templo, la enseñanza de la Palabra y impartir justicia. En estos apenas 15 versículos vemos como fallan por lo menos en dos de ellas, no enseñaron al pueblo, sino que lo usaron para su propio beneficio, matar a Jesús, y no impartieron justicia sino injusticia. Pero Mr. 9:42 “Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar.” Dios siempre defiende a los más débiles, en toda la Biblia desde los extranjeros, pasando por viudas y huérfanos siempre se les da un trato especial y en este caso no va a ser menos, cuando los que deberían enseñar la Palabra engañan para sus propios beneficios Dios no se queda de brazos cruzados.
La multitud, por mucho que fuera engañada también es culpable. No podemos dejar de sentenciar que ellos fueron culpables también puede que fueran engañados, algunos lo serían otros no, pero son culpables. El pecado de otra persona, por mucho que nos influencie nunca es excusa para nuestro propio pecado. Y muchas veces usamos la excusa del, “Es que no sabes lo que me hizo”, “El me obligó con su pecado…” Cada uno tiene que responder y responderemos por nuestro pecado ante Dios.
El castigo para estos personajes no fue inmediato, porque muchas veces los tiempos de Dios no son los nuestros. Pilato fue destituido de su cargo no muchos años después, y según algunos historiadores obligado a suicidarse, que era uno de los castigos que se imponía en el Imperio Romano a las clases más altas. Por otro lado en el año 70 d.C. La ciudad de Jerusalén fue destruida y el templo quemado, con lo sacerdotes muertos y el pueblo esparcido hasta el año 1948. El pecado siempre se paga, siempre tiene consecuencias, puede tardar más o menos, ser más inminente o esperar a lo últimos años de nuestra vida, pero de las consecuencias del pecado no se puede escapar lavándose las manos.
La otra aplicación para nuestra vida vida la vemos en la figura de Jesús que hasta en cuatro ocasiones no abrió la boca, nos habla de su humildad, de su amor. El pasaje clave de este texto no está en estos versículo sino en Mr. 14:26 cuando le pide a su padre que pase de él esta copa, pero Dios no lo concede sino que permite que Jesús pase por este sufrimiento. Desde ese momento no vemos ninguna actitud de queja por parte de Jesús, sólo vemos obediencia. Y la pregunta que me he hecho y me gustaría hacer es ¿Hasta donde llega mi obediencia? Es fácil ser obediente cuando las cosas van bien, los mismos discípulos decían que nunca abandonarían a Jesús, fuese cual fuese la situación, pero al primer momento que detienen a Jesús, huyen todos. Es fácil ser obediente a Dios cuando todo está bien en nuestra vida, ¿pero cuando tenemos pruebas?, cuando nos quedamos sin trabajo y necesitamos el dinero para pagar las facturas, ¿seguimos siendo obedientes?, cuando oramos para que Dios pase una prueba de nosotros, como puede ser una enfermedad y la respuesta de Dios es no ¿Seguimos siendo obedientes como lo fue Jesús? o ¿nos rebelamos y nos enfadamos?. Que el ejemplo de Jesús inunde nuestra vida de obediencia una obediencia que le llevó a amarnos y amarnos hasta el fin.