CONSOLACIÓN II. Agua que viene del cielo.

CONSOLACIÓN II. Agua que viene del cielo.

Empezamos este estudio de la consolación con una referencia al Dios de toda consolación que Pablo nos introduce en 2 Cor. 1:3 en una referencia a como se consideraba a Dios en el A.T. como un ser consolador de su pueblo cuando sufría. Ahora, en los siguientes versículos (v. 4-7) el punto de vista va a cambiar ya no es el Dios de consolación sino la consolación de ese Dios donde va a posar el foco de su descripción.

La propia palabra consolación, en el término que se usa en griego (παράκλησις), se usa para describir la acción de “aquel que se pone al lado para ayudar a alguien que lo necesita”. Esta es la definición que Pablo quiere transmitir con “Padre de misericordia y Dios de toda consolación” (v. 3). Quizás para nosotros que vivimos unos dos mil años después de que se escribieran estas palabras no nos suena extraño el pensar en un Dios que se comporta de esta manera tan cercana, hemos crecido con esta idea acerca de Dios que hemos aprendido de nuestra familia y contexto social. Pero para muchos de los oyentes de esta epístola la idea de un Dios tan cercano que se llega a preocupar de los problemas que sufren los seres humanos era algo que no les podía entrar en la cabeza. En el contexto grecorromano los dioses a los cuales adoraban en ciudades como Corinto eran divinidades que no tenían ninguna preocupación por la vida de los seres humanos más allá de lo útiles que le pudieran ser. Corinto destacaba por tener, por ejemplo, uno de los templos dedicados a Apolo más importantes de la antigüedad y Apolo era un dios sin ninguna relación con los habitantes de la ciudad, según la tradición griega, donde se crearon las mitologías de estos dioses, ni si quiera aparece ninguna relación con Corinto. Entonces Pablo a estas personas acostumbradas a estos dioses sin ninguna relación con ellos les presenta un Dios que es radicalmente distinto, un Dios que se acerca a las miserias humanas, un Dios que se involucra en el sufrimiento de su pueblo.

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«Cuando algún hermano nuestro se convierte en esa persona que se pone al lado del que sufre y nos consuela es Dios mismo quién está haciendo esa labor en nuestra vida«

 

Además Pablo enfatiza que no sólo es el Dios de consolación, sino el de toda consolación, este toda ejerce un efecto aglutinador en torno a Dios y todo ejercicio de consolación que en su nombre llega a nuestra vida. Dios no es sólo consolador sino que también es la fuente de donde mana cualquier consolación que llega a nuestra vida. Cuando algún hermano nuestro se convierte en esa persona que se pone al lado del que sufre y nos consuela en la aflicción y el dolor es Dios mismo quién está consolándonos en ese momento.

Ahora que ha argumentado que ese Dios es un ser consolador va a explicar como efectúa esta consolación, como es esta consolación única que tenemos en nuestra vida. Lo va a hacer a través de un versículo que nos va a sonar a trabalenguas (v. 4) y lo argumentará a través de los siguientes 3. Con estos textos nos muestra como es esta consolación. Ya hemos visto la fuente ahora veremos el agua que mana de ella.

1. Es una consolación del cielo (v. 3): Esto puede parecer una redundancia con lo que hemos dicho pero es un punto importante porque este no es cualquier tipo de consolación. No es humana basada en ideas o libros de auto-ayuda o cualquier otra filosofía humana, sino que es algo que viene del mismo Dios y ahí radica su poder. Es una consolación poderosa y útil porque un Dios poderoso es su fuente, cualquier consolación que no viene de Dios no es más que autoengaño. Él es el fundamento de toda la consolación.

Puede ser que otra persona efectúe la consolación de manera práctica en nuestra vida pero esta viene de Dios mismo. Distintos vehículos de consolación una misma fuente. Este es el motivo por el que Pablo empieza dando gloria a Dios porque aunque la consolación puede llegar a nuestra vida a través de distintas vías, realmente sólo hay una fuente que puede darnos consolación efectiva que nuestra vida necesita.

2. Es una consolación efectiva (v. 5): Lo segundo que observamos es que es una consolación es que es efectiva porque llega en el momento que se necesita. Pablo hace referencia a Cristo para que la imagen de Getsemaní se fije en todos Hb. 4:15 “… sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” el autor de Hebreos nos recalca que Jesús paso por las mismas experiencias que cualquier ser humano porque era 100% humano y cuando estaba en ese momento difícil de la prueba en el huerto, sabiendo que llegaba el momento Lc. 22 nos dice que pidió a sus discípulos que lo consolaran a través de la oración, pero esa consolación fracasó (¿y que se podría decir de las reacciones de los discípulos cuando Jesús confesó en la última cena que iba a morir, el supuesto consuelo que Pedro quería hacer al afirmar que nunca lo iba a dejar?) porque se quedaron dormidos, en cambio el Padre le consuela a través de un ángel. Consuelo en el momento y el lugar adecuado. Que ayuda a superar la prueba.

Pablo hace esta comparación si sufrimos como Cristo entonces seremos consolados igual que él lo fue en medio de su sufrimiento. Pablo liga estas dos ideas. Era obvio que Pablo pasaba por los mismos sufrimientos que pasó Jesús (v. 8-11) entonces está seguro que la misma consolación que recibió del Padre él le recibió.

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«La consolación de Dios está accesible y dispuesta para ser usada en beneficio de todo aquel que se lo pida a Dios«

 

3. Es una consolación que se comparte (v. 6-7): Pablo une la consolación que él ha recibido con la consolación que él mismo hará llegar a los corintios. Este versículo podría resumir la vida de Pablo el cual vive para ser siervo de Dios en la vidas de otros (1 Cor. 3:9). Pablo es el ejemplo del círculo de esta consolación 1. Recibe la consolación de Dios en mitad de la aflicción por una muerte segura (1:8). 2. Es efectiva en su vida pues le ayuda a vencer la prueba (1:10) y 3. Ahora comparten esa consolación en vida de otros.

Pablo sabe que la consolación que viene de Dios porque cuando la hemos sentido en nuestra vida nos capacita para consolar a otros, cuantas veces la mejor consolación que podemos recibir en un momentos de prueba viene de una persona que nos dice “Yo he pasado por lo mismo…”. Solo una persona que ha sido consolada por Dios puede consolar a otros porque ha experimentado ese “ánimo de Dios en mitad del sufrimiento y angustia para fortalecer e impartir denuedo.”.

Esta es la consolación de Dios, accesible y dispuesta para ser usada y de beneficio en nuestra vida. Sólo tenemos que pedirla. Tenemos un Dios que busca bendecir a su pueblo en toda circunstancia incluso en mitad de la pruebas y aflicciones con una consolación que sólo Él puede darnos, que es efectiva y que debemos usar para consolar a otros.

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